Una historia de esfuerzo, valores y pintura
Detrás de Pinturas Herrera Industrial hay una mujer incansable, valiente y profundamente comprometida con su oficio: Felicidad Herrera, fundadora y actual directora de la empresa. Su historia no comienza en una oficina ni tras una gran inversión, sino en los años 90, con un mono de pintora, una escalera y una firme determinación de salir adelante.
Fue entre 1993 y 1994 cuando Felicidad, movida por su pasión por el trabajo bien hecho y el deseo de crear algo propio, puso en marcha lo que hoy es una de las empresas más respetadas del sector. Lo hizo desde cero, sin más respaldo que su voluntad de hierro, su ética profesional y un conocimiento del oficio que va mucho más allá de la teoría. Porque Felicidad no solo dirige: también pinta, impermeabiliza, lidera equipos, toma decisiones, resuelve imprevistos y nunca ha tenido miedo de mancharse las manos, literalmente.
En un mundo tradicionalmente dominado por hombres, ella ha sabido ganarse el respeto con hechos, no con palabras. Hoy, tras más de 30 años de trayectoria, ha dirigido más de 600 proyectos, tanto en España como en el extranjero, para más de 200 clientes de todos los tamaños: desde gasolineras hasta grandes empresas industriales, pasando por reformas complejas, obras civiles e intervenciones de precisión.
Cada proyecto que lleva el sello de Pinturas Herrera Industrial está impregnado del espíritu de su fundadora: rigor técnico, compromiso con la calidad, cercanía con el cliente y una profunda vocación de servicio.
Pero lo que realmente diferencia a esta empresa no son solo los acabados impecables o los plazos cumplidos, sino la humanidad que hay detrás de cada decisión, la atención personal a cada obra y la fidelidad a unos valores que no se negocian: esfuerzo, honestidad y pasión por el trabajo bien hecho.
Felicidad Herrera no solo ha construido una empresa. Ha construido una familia profesional, un legado y una forma de entender el oficio que inspira a quienes la rodean.